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Tratamiento de la leishmaniasis: todo lo que hay que saber

perro jardin

Los medicamentos contra la leishmaniasis canina han mejorado mucho en los últimos años, sin embargo, el tratamiento sigue siendo difícil y largo, y el éxito no está garantizado. 

El viejo dicho «Más vale prevenir que curar» nunca fue tan acertado como en el caso de la leishmaniasis canina. Una vez contraída esta enfermedad, su tratamiento es caro, prolongado y las recidivas o reapariciones son frecuentes. Además, aunque afortunadamente los medicamentos veterinarios han avanzado mucho y permiten manejar esta patología que antes se consideraba letal, no siempre logran eliminar por completo al parásito causante.
Por ello es importante insistir en que, aunque los tratamientos han mejorado sustancialmente, en materia de leishmaniasis… ¡prevenir es la clave!
 

Una enfermedad escurridiza

El protozoo Leishmania es el responsable de la leishmaniasis; de ahí su nombre. Este parásito solo puede sobrevivir dentro de las células del huésped, donde se reproduce. En concreto, invade los macrófagos, que son precisamente las células del sistema inmune que deberían encargarse de destruirlo; de este modo, logra esconderse de las defensas del huésped. Estas células, que viajan por todo el cuerpo, diseminan la enfermedad a muchos órganos, lo cual dificulta de forma considerable su tratamiento.

Además de burlar las defensas del organismo, la Leishmania, le causa una gran confusión: al sospechar —el sistema inmunológico— que algo anda mal, responde contra el invasor, y precisamente esta respuesta no es siempre la más adecuada; de hecho, provoca los signos más graves de la leishmaniasis (como el fallo renal).

macrófago
A través del microscopio, podemos ver decenas de parásitos dentro de un macrófago. En algún momento, este «estallará», liberando más parásitos que podrán infectar células sanas. (Imagen de Filipe Dantas-Torres , las anotaciones son nuestras).

El hecho de que un perro infectado no desarrolle un cuadro clínico severo no le resta gravedad a la situación, pues pasa a ser parte del reservorio — donde el agente habita, crece y se multiplica—, un factor clave en la transmisión de la leishmaniasis.

Tratamiento y pronóstico

Una vez que se presentan síntomas en órganos internos (causados por la respuesta inmune), el pronóstico es grave, y el tratamiento que elija el veterinario dependerá del nivel de gravedad. En la actualidad, los fármacos más utilizados son el antimoniato de meglumina combinado con alopurinol, pero, para que sean efectivos, deben administrarse al pie de la letra, según las indicaciones prescritas. La duración del tratamiento puede prolongarse durante meses y no siempre logra la eliminación total del parásito, no obstante, permitirá que nuestro amigo peludo puede llevar una vida prácticamente normal y tener unos niveles parasitarios muy bajos.

Antes de embarcarnos en un tratamiento, es necesario conocer el pronóstico exacto. En los casos más graves de leishmaniasis, es posible que la eutanasia —la decisión más dura a la que podemos enfrentarnos los propietarios de mascotas— sea la mejor de las opciones.

LeishVet, un grupo de veterinarios expertos en leishmaniasis canina y felina de la Cuenca del Mediterráneo y Norteamérica, ha realizado una útil clasificación que tiene en cuenta el estadio de la enfermedad y sus manifestaciones. En la siguiente tabla mostramos esta interesante información de forma resumida. 

leishmaniasis canina pronóstico
Información adaptada del Informe para veterinarios clínicos del grupo LeishVet.

Convivir con leishmaniasis

Si tu perro sufre esta enfermedad, es importante que sepas que no puede contagiarte por contacto directo. La transmisión de la leishmaniasis se produce por medio del insecto vector: el flebótomo.
Asimismo, debe tenerse en cuenta que, incluso con el mejor tratamiento médico, es posible que los signos de la enfermedad reaparezcan. Ello puede deberse a dos motivos: porque una carga de parásitos, por muy pequeña que sea, puede permanecer en el organismo; y porque las reinfecciones son frecuentes, especialmente en zonas de riesgo, a menos que se tomen medidas preventivas. 
La leishmaniasis no siempre se cura, pero propietarios amorosos y pacientes la pueden mantener a raya y, así, ayudar a su fiel compañero a disfrutar de una vida feliz. Esto implica un compromiso a largo plazo: seguir el tratamiento, asistir a revisiones veterinarias periódicas, realizar posibles pruebas diagnósticas y adoptar medidas de prevención con diligencia.

Cómo prevenir la leishmaniasis canina

Las medidas de prevención se centran en evitar la picadura del vector, mediante el uso de insecticidas y repelentes. Además, la vacunación también juega un papel esencial en el control de esta enfermedad. También es importante estar al tanto de si la zona en la que se reside es de riesgo y conocer cuáles son los meses de mayor actividad del flebótomo en ella.
Una medida preventiva sencilla y accesible para todos los propietarios es el uso de collares repelentes, que además de proteger a nuestro amigo de cuatro patas de la picadura del flebótomo, también lo salvaguarda de las pulgas y garrapatas.
En todo caso, ante cualquier síntoma de leishmaniasis en tu mascota, acude lo antes posible al veterinario. ¡Cuanto antes se actúe, mejor!